lunes, 9 de febrero de 2009

La ética de la televisión

El pago a implicados en casos delictivos remueve la moralidad informativa

Javier Ricou - LLeida

El mercado premia lo que el sistema penal condena". La afirmación está recogida en una proposición no de ley presentada en el pleno del Congreso por el grupo de Coalición Canaria (CC) para pedir la prohibición del pago de remuneraciones por parte de los medios de comunicación a delincuentes que no hayan satisfecho las indemnizaciones fijadas para las víctimas por sentencia. La inédita iniciativa llega después de las entrevistas pagadas a Julián Muñoz y Luis Roldán tras su paso por un plató de televisión.

Muñoz y Roldán han sido las dos gotas que han colmado un vaso que décadas atrás empezaron a llenar otros personajes como el Vaquilla, el Lute, la Dulce Neus o el Dioni. La intervención de estos últimos en programas televisivos para contar sus fechorías no provocó, sin embargo, ni la mitad de la polvareda levantada ahora por el rentable espectáculo mediático protagonizado por el ex alcalde de Marbella y el ex director de la Guardia Civil. La novedad, respecto a lo que pasaba hace unos años, es que estos temas saltan en cuestión de horas de los espacios y páginas de sucesos a los programas del corazón, cada vez más presentes en todas las cadenas. Y ahí se paga un dineral por explicar miserias y narrar delitos. Pero Muñoz y Roldán no tienen la exclusiva en esta polémica. Semanas antes de que ambos aceptaran sentarse en un plató, tras pasar por caja, otra entrevista televisiva movió los cimientos de la moralidad informativa. Violeta Santander, la mujer socorrida por un ciudadano cuando era agredida en la calle por su compañero, pregonó ante toda España que ese hombre que salió en su defensa (Jesús Neira) no era ningún héroe. Violeta hizo esas declaraciones, por las que presuntamente cobró 70.000 euros, cuando el profesor Neira se debatía entre la vida y la muerte. Y junto a lamujer maltratada que negaba la mayor se sentaron, previo cobro por su colaboración, un grupo de contertulios necesarios para animar el espectáculo. El último en sumarse a este club ha sido Farruquito, cuyo caché en los programas del corazón se ha disparado tras pasar por la cárcel por un atropello mortal.

La oportunidad para acabar con la cada vez más habitual presencia de delincuentes a sueldo en la televisión la acaba de poner en bandeja Coalición Canaria. Los partidos políticos representados en el Congreso tendrán que pronunciarse, por primera vez, sobre un tema delicadoyque presenta dos caras. Una parte de la sociedad rechaza abiertamente este tipo de espectáculos televisivos (en los casos de Muñoz y Roldán se llegaron a organizar campañas para boicotear esas entrevistas), mientras que otra parte de los ciudadanos tal como quedó reflejado por los índices de audiencia logrados con la emisión de esas entrevistasdemuestra abiertamente su interés por este tipo de programas al sentarse frente al televisor para verlos.

Ana Oramas, portavoz de CC, tienes puestas muchas esperanzas en esta proposición no de ley, hasta el punto de confiar en un apoyo unánime de todos los grupos parlamentarios en el Congreso. "Si eso ocurriese, podría convertirse en una proposición institucional, lo que adelantaría el debate en el Parlamento", revela. Montserrat Quesada, catedrática de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra, aplaude la iniciativa de Coalición Canaria pero se muestra menos optimista que Ana Oramas. "Ojalá me equivoque, pero me cuesta creer que la iniciativa salga bien y se pueda poner coto, por ley, a esta dinámica". Ana Rodríguez, pedagoga y responsable del área de violencia en los medios de comunicación del Centro Reina Sofía, alerta del daño que se hace con estas entrevistas al público que mira esos programas. "Cuando se paga a un delincuente para que explique su vida estamos reforzando su conducta. En definitiva, se premia la violencia y esa es la imagen que queda". Rodríguez aplaude la iniciativa de CC y considera que hay que tomar medidas para acabar con el pago a delincuentes por salir en la tele. Pero esta pedagoga opina que la fórmula ideal, más que la censura, sería el consenso entre los dueños de las cadenas. Esta pedagoga reconoce que igual se ha llegado ya tarde, "pues las televisiones han conseguido presentar esas entrevistas y programas como algo normal".

La portavoz de CC, Ana Oramas, insiste en que "ser delincuente no puede ser un negocio". Y añade que la situación de ahora no puede compararse con las entrevistas a otros personajes como el Vaquilla o el Dioni. "En aquel momento lo que las televisiones pagaban por participar en un programa era una miseria si se compara con lo que ofrecen ahora". En el caso de Julián Muñoz, el ex alcalde aceptó ser entrevistado a cambio de 350.000 euros, aunque parte de ese dinero (188.000 euros) ha acabado ingresado en un juzgado de Marbella al intervenir los tribunales.

La proposición no de ley de CC salpica también a los familiares, amigos o abogados de esos delincuentes y no diferencia entre medios públicos y privados. "Pagarles a ellos es como dar el dinero al protagonista de la historia y, por tanto, su paso por las televisiones debe ser también vetado si el delincuente no ha resarcido el daño causado a sus víctimas".

Ana Oramas mantiene que su propuesta no choca con la libertad de expresión. "Nosotros no vamos a prohibir que un delincuente vaya a la tele a explicar su vida, siempre y cuando eso no se premie con un sueldo. Si una televisión quiere entrevistarle, que lo haga, pero sin pagarle ni un céntimo", concluye.

Montse Quesada es rotunda al afirmar que "la televisión que ahora tenemos es la que el país se merece" y también alerta de "que hemos superado todos los límites". Esta catedrática de Comunicación añade que los dueños de las cadenas "han sido muy listos a la hora de atraer a esa parte de la audiencia, fiel a este tipo de espectáculos".

Pero Quesada precisa que esas audiencias de tres o cuatro millones por programa "tampoco son tan significativas como se podría creer". "No hay que olvidar que hay mucha más gente en el bando de los que no ven ese tipo de programas que en el de los fieles seguidores", concluye.

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