jueves, 13 de agosto de 2009

La protección de la biodiversidad

CATALUNYA MALVENDE EL OSO

Un parque turístico de los Alpes italianos obtiene un 40% más de visitantes por estos animales

JAVIER RICOU
(La Vanguardia)
Esterri d'Àneu.- El Pirineo catalán parece incapaz de sacar rendimiento turístico a la presencia del oso. Mientras en las montañas de Val d"Aran, Alta Ribagorça o los Pallars se ha perdido el tiempo en batallas, muchas veces estériles, entre favorables y contrarios a la reintroducción de la especie, en otros territorios donde también habita ese animal se ha trabajado en campañas para captar a turistas interesados en seguir las sendas andadas por los osos y salidas para avistamientos de los ejemplares.

El ecoturismo gana adeptos en los destinos de montaña. Y el oso, reclaman desde organizaciones conservacionistas como Depana, "tendría que actuar como una marca de calidad, ser un símbolo de un Pirineo bien conservado". El ecoturismo con el oso –añade Depana– tendría que emular el éxito con los espacios protegidos: "Un elemento cada vez más valorado y demandado por la sociedad urbana". La propuesta de este grupo conservacionista para el territorio catalán viene avalada por el éxito obtenido en Cantabria, Asturias, Suecia, Finlandia, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia e incluso Aragón, con acertadas iniciativas centradas en mostrar la cara más amable del oso.

En Catalunya ha pasado todo lo contrario. El ataque, el pasado año, de la osa Hvala a un cazador de Les liró por tierra el trabajo hecho durante años, desde la primera reintroducción, en 1996. El oso volvió a ser pintado con su cara más fiera por aquellos que se oponen a su presencia en los Pirineos y denuncian que las repoblaciones se han hecho de espaldas al territorio.

El Govern siempre ha defendido la viabilidad entre la cohabitación de humanos y osos, pero admite que ese mensaje no ha sabido transmitirse a aquellos que no quieren ni oír hablar de plantígrados. Esa frontal oposición es la que ha impedido promocionar el oso como marca del Pirineo, tal como se ha hecho en otros territorios. "Aquí hemos pasado demasiado tiempo apagando fuegos", reconoce Manel Pomeral, técnico de la Conselleria de Medi Ambient.

Uno de los argumentos más esgrimidos por los opositores al oso y también algunas autoridades locales es que en Val d"Aran hay ya suficiente turismo (con el esquí y las excursiones estivales) y sobra abrir nuevos mercados con el oso. Y van aún más lejos cuando afirman que lo único que hacen estos animales es espantar a los turistas que buscan paz y tranquilidad en la montaña.

Manel Pomeral discrepa de esa postura. Entiende que la situación de Val d"Aran no puede compararse con la de la cordillera Cantábrica, un área con menos tradición turística que la catalana y que gracias al oso gana visitantes. Pero no comparte que a los araneses no les hace falta el oso al sobrarles turistas. El espejo en el que tendría que mirarse Aran –apunta Pomeral– es el que destaca Depana en uno de sus últimos informes.

Se trata del parque natural Ademello Brenta, en los Alpes Italianos. Esa es una zona tan desarrollada, a nivel turístico, como Val d"Aran –recalca el técnico de Medi Ambient– y en los últimos años gracias a reintroducciones de osos el número de visitantes se ha incrementado en más de un 40%. Ese animal se ha convertido en el principal reclamo turístico y se organizan excursiones y salidas para avistamientos. Una situación parecida se está dando ahora en el parque nacional de Abruzzo, cerca de Roma, revela también Depana.

El primer paso para la cohabitación entre humanos y osos se dio, sin embargo, en la cordillera Cantábrica. Gracias a la Fundación Oso Pardo, presidida por Guillermo Palomero, esa zona poco turística ha dado un gran salto. Somiedo, con una extensión de sólo el 70% de la que tiene Val d"Aran, atrae cada año a alrededor de 130.000 turistas que quieren ver las montañas en las que habitan los osos.

Depana afirma que el Pirineo catalán tendría que seguir los mismos pasos después de que esa área cantábrica "vaya camino de convertirse en un referente mundial para la observación del oso y el descubrimiento de su hábitat". Hay empresas extranjeras –como la británica Naturetrek– que organizan estancias de una semana en Somiedo.

Aragón, comunidad que tampoco ha destacado un apoyo abierto a los programas de reintroducción, ha acabado, sin embargo, sumándose al carro de la explotación turística con el animal como reclamo. Una empresa privada de Echo acaba de estrenar una ruta para entrar en el hábitat de Camille y Nere los dos únicos osos que se mueven en esa zona central del Pirineo y que suelen dejarse ver también por tierras navarras. La oferta, con estancias en refugios, consiste en recorrer las sendas por las que caminan esos plantígrados, constatar su paso con huellas, señales o pelos que dejan en el bosque y tentar a la fortuna, al estar siempre abierta la posibilidad de un avistamiento. Y para los que no se atrevan a adentrarse solos en esas sendas de osos, la empresa oferta la posibilidad de contar con un guía.

La ventaja del oso, frente a otras ofertas como la del esquí, es que la temporada para esas excursiones es mucho más larga que la de la nieve. Se trata, por tanto, de una buena fórmula para desestacionalizar el turismo, como han podido constatar en los Alpes italianos.

Manuel Alcántara, jefe de Biodiversidad de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, aclara que este Ejecutivo no esta "en contra ni a favor del oso". Lamenta la unilateralidad con la que se han tomado muchas de las decisiones de los programas de reintroducción y el poco margen que se ha tenido para poder consultar a los territorios. Alcántara revela que la mayor oposición al oso está en valles como el de Benasque o los más cercanos a la frontera catalana.

Es como si se hubiesen contagiado de las posturas más beligerantes de sus vecinos. En cambio –añade este responsable de Medio Ambiente–, en la parte de Aragón que linda con Navarra y que es donde más tiempo pasan los dos osos asentados en los Pirineos centrales se respira una mayor tranquilidad.

En los territorios europeos donde habitan osos –excepto en los Pirineos, donde este animal se malvende– cada vez se demanda más lo que se conoce como bear watching. Es la observación –siempre de la mano de guías– de esos plantígrados en su espacio natural y copia ofertas turísticas ya consolidadas, como el bird watching (observación de pájaros) o el whale watching (observación de cetáceos).

No hay comentarios:

Publicar un comentario