sábado, 6 de junio de 2009

COMERCIO INTERNACIONAL

LA AMENAZA DEL VIRUS A(H1N1)

TÚ JUGUETES, YO GALLETAS

Las alertas sanitarias se utilizan a menudo como la excusa perfecta para prohibir en las fronteras productos fabricados en otro país

El veto al porcino español por Rusia debido a la gripe es el último ejemplo de batalla comercial


JAVIER RICOU (La Vanguardia)

Tú me vetas los juguetes, yo te prohíbo las galletas. Aunque podría parecer un inocente juego, responde a un conflicto real y reciente entre Estados Unidos y China. El primer país prohibió la importación de juguetes fabricados en el país asiático con la excusa de que había elementos nocivos para la salud de los niños; China respondió prohibiendo galletas de una marca norteamericana, argumentando que contenían restos de aluminio. Es uno de los ejemplos de lo que en comercio internacional se conoce como retorsión:ocurre cuando un país responde a otro con la misma restricción o veto aplicado en contra de sus intereses.

En un mundo que presume de derribar fronteras sorprende lo fácil que resulta levantar muros burocráticos. El veto ruso a la carne porcina española con la excusa de que puede propagar la nueva gripe - a pesar de que las máximas instituciones sanitarias y alimentarias dicen lo contrario-es el último ejemplo de los caprichos del mercado global. Luis De Sebastián, catedrático de Economía de la escuela Esade, lamenta que estos vetos se han "convertido en algo cotidiano" y apunta que nunca había sido tan fácil como ahora, con una sociedad cada vez más hipocondriaca, ampararse en la protección de la salud.

Las prohibiciones comerciales por supuesto riesgo sanitario las iniciaron los franceses. "En la década de los setenta vetaron los caracoles que Francia importaba de Turquía", cuenta De Sebastián. Lo más grave, añade, es que los organismos internacionales que deben de velar por el libre comercio poca cosa pueden hacer para resolver esos conflictos, motivados por intereses del país que los aplica. Sobre el veto al porcino español por Rusia, los productores sospechan que Moscú ha encontrado en la nueva gripe la excusa para poner trabas a los proveedores españoles, al estar interesado en abrir nuevos mercados con Brasil.

De Sebastián teme que con la crisis, estos vetos aumenten. Y advierte que no son buenos para la economía, aunque muchos puedan ver en la defensa de la producción interior una solución para remontar la recesión. El catedrático recuerda que, en los años treinta, hubo una de las decisiones que más daño han causado, en su opinión, a la economía internacional: los artífices fueron el senador de EE. UU. Reed Smoot y el diputado Willis C. Hawley, quienes, para evitar las consecuencias de la recesión, propusieron incrementar los aranceles (impuestos de importación) sobre veinte mil productos. "El efecto fue el contrario al deseado - indica De Sebastián-ya que el resto de países del mundo hicieron lo mismo y en cinco años el comercio internacional descendió más del 50%".

La retorsión no siempre tiene cara económica. El pasado año España endureció los trámites para la entrada de inmigrantes de Brasil, que respondió con la misma moneda. O Canadá expulsó a dos ciudadanos rusos bajo la acusación de espionaje y Moscú echó del país a dos canadienses.

Estas medidas rozan en ocasiones el esperpento, como el control en EE. UU. de la entrada de melones cultivados en El Salvador. "Los exportadores no entendían por qué les era devuelta la mayor parte de su mercancía hasta que descubrieron que en la aduana los americanos habían hecho un agujero y sólo permitían la entrada de los melones que pasaban por ese orificio. Después supieron que era del diámetro de las copas que se usan en EE. UU. para comer ese melón", cuenta De Sebastián. Y en España, una vez se devolvieron tenedores importados de Suecia porque los dientes estaban muy separados y resultaba imposible comer, por ejemplo, paella.

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