Joan Lluís Tous, con 48 años de docencia rural,
ha destacado por su defensa de la escuela en el pueblo
Joan Lluís, en clase, con algunos de sus alumnos
Conversar con Joan Lluís Tous Álvarez es viajar por la historia de la escuela rural. Este maestro del Urgell, reconocido por la Generalitat con el premio Marta Mata por su tarea docente, inició su carrera con 17 años. Acaba de cumplir 65 y sigue al pie de la pizarra en la escuela de Verdú. Ahí es donde ha trabajado - junto con su esposa, Pilar Moner-la mayor parte de los 48 años de dilatada carrera. A las aulas de estos dos maestros rurales empiezan a llegar ya los nietos de antiguos alumnos.
Y entonces fue cuando estos pioneros defensores de la escuela rural plantearon en voz alta la siguiente pregunta: "¿Por qué en vez de desplazar a tantos miles de niños no movemos a unos cuantos profesores?". Y dieron en el clavo. El modelo de escuela rural ha ganado muchos puntos con la unión de colegios por zonas - sin cerrar ningún centro-y con el trabajo de maestros itinerantes que van de una escuela a otra impartiendo un programa idéntico.
Otro paso crucial para la escuela rural fue despertar el interés de la universidad. "La escuela rural, entendida como único centro docente de la comunidad, es la más pública y plural de todas", asegura el maestro de Verdú. En esas aulas están representadas todas las clases sociales del pueblo porque no hay más opciones.
Tous tiene todavía muy presente en la memoria el desprestigio que ha perseguido durante años a la escuela rural. "Mandar a un maestro a un pueblo llegó a ser en una época el peor de los castigos que se podía imponer a un docente". Muchos no soportaron la presión del entorno. Debieron haber seguido este consejo: "Ser maestro de un pueblo donde todos se conocen se lleva bien cuando eres docente en la escuela y vecino en la calle".
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