viernes, 30 de enero de 2009

El síndrome del emperador
España carece de centros para corregir los trastornos de conducta de niños que controlan el ambiente familia

"Si su hijo no delinque, no podemos hacer nada", es la respuesta de las autoridades a las familias


JAVIER RICOU - 09/04/2006 Lleida


Son violentos y autoritarios, no cumplen con las normas y sus padres se ven incapaces de controlarlos. Es lo que los expertos han bautizado como el "síndrome del emperador" y lo sufren muchas parejas que han perdido el control sobre sus hijos. Buscar una solución para desposeer a esos pequeños emperadores del ambiente que han conquistado no es tarea fácil. La Administración española, aseguran expertos en el ámbito del menor, no dispone de armas para ayudar a esas familias que han perdido toda la autoridad sobre sus hijos y que son víctimas de su cruel conducta.


"Si su hijo no delinque, no podemos hacer nada". Ésta es la respuesta que se suele dar a las familias que acuden a las autoridades a pedir ayuda para corregir trastornos en el comportamiento de sus hijos. Lo explica Pedro Núñez Morgades, Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, quien aboga por el consenso institucional para crear centros donde enmendar esas conductas agresivas y antisociales. Jaume Funes, adjunto al Síndic de Greuges per la Defensa de l´Infant, comparte la propuesta. "Ahora mismo poco podemos hacer para ayudar a estas familias y hay que buscar una fórmula intermedia que no sea la reforma ni la protección", afirma.


En España sólo existen los centros de reforma para los menores que han delinquido, o los de protección para los que están en una situación de desamparo. La solución intermedia, esa que debería ayudar a esos niños que no están desprotegidos ni son delincuentes, es la que se necesita en España, reiteran Núñez y Funes, para evitar que menores con problemas de comportamiento acaben en reformatorios ilegales y sin ningún control como el descubierto en Girona. "Lo que se hacía en esa masía con adolescentes suizos es una barbaridad - afirma Núñez Morgades- y si se prueba que algún estamento oficial apoyaba esa actividad, la obligación de España es denunciarlo por haberse infringido la convención de derechos de los niños". "Corregir la conducta de un menor privándole de libertad es un error - afirma Funes-. Es como volver a la época en la que proliferaban los centros para adictos a la heroína y se justificaba que se les atara con la frase: ´Benditas las cadenas que libran de la droga´".

Para el adjunto al Síndic, se debería permitir, en los casos más graves, "apartar de forma temporal a ese adolescente del espacio que tiene controlado". Núñez Morgades asiente al indicar que la experiencia ha demostrado que cuando se saca a ese pequeño emperador del ambiente que ha conquistado, su conducta suele variar enseguida.


Ambos expertos comparten la idea, sin embargo, de que el trabajo para corregir ese comportamiento debe ser dirigido por profesionales. Esto es lo que hace la fundación internacional O´Belén, que tiene centros terapéuticos en España (Ourense, Castellón, Cuenca, Guadalajara, Tenerife y Madrid) especializados en corregir trastornos de conducta en menores. Su director técnico, Ricardo Fernández, asegura que son únicos en su especialidad y para Núñez Morgades la tarea de esta fundación es el ejemplo que seguir en España.

En los centros de O´Belén el número de especialistas casi dobla al de internos. Su peculiaridad consiste en que en las autonomías donde trabajan es posible, a través de los servicios sociales, que una familia desbordada pueda ceder la tutela de su hijo a la Administración para que ésta acuerde un tratamiento. Todo se hace bajo un control muy estricto. "Nuestra principal función es la de resocializar, ayudar a ese menor a que reinvente su vida", afirma Ricardo Fernández. En los equipos hay desde psiquiatras y psicólogos hasta monitores especializados en diferentes talleres y personal que ejerce como tutor.


Los éxitos, añade Fernández, sólo llegan despúes de mucho esfuerzo y medios, por lo que sólo atinió a calificar de "auténtica barbaridad" lo que ha visto y conoce del particular reformatorio ilegal de la masía de Sant Llorenç de la Muga. lavanguardia.es

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