martes, 3 de febrero de 2009

CRÍMENES QUE CREAN ALARMA

Programas de rehabilitación en las cárceles

Confesar para rehabilitarse

El éxito de los programas para agresores sexuales en la cárcel requiere que el delincuente asuma el mal hecho

Las terapias pueden durar un año, son voluntarias y un alto porcentaje de violadores no las sigue

JAVIER RICOU -


"La amenacé con una navaja, la llevé hasta un cuarto oscuro y allí la violé. Sé que hice mucho daño a esa mujer, asumo toda mi responsabilidad y estoy arrepentido". Si este relato, que es ficticio, lo hubiese escrito un violador sometido a uno de los programas de control de la agresión sexual que se aplican en las cárceles catalanas, como el que siguió Pedro Jiménez García, los psicólogos considerarían que el tratamiento para intentar rehabilitar a este delincuente habría finalizado con éxito. Es lo que se conoce como informe de responsabilidad,un relato en el que el delincuente sexual debe asumir toda su culpa. Rellenar ese papel en blanco, que después el recluso debe leer ante otros agresores sexuales, individualmente o delante de un familiar, es la parte más delicada y complicada del programa al que son sometidos este tipo de delincuentes.

El informe de responsabilidad es la culminación de un trabajo que ha durado entre nueve y doce meses, con 170 sesiones. Lluís Franco, director de los servicios territoriales de Justícia en Lleida y que ha trabajado como psicólogo en uno de estos programas llamados SAC (siglas en inglés de control de la agresión sexual), admite que los delincuentes sexuales, como los toxicómanos, no se curan, pero sí pueden aprender a desarrollar mecanismos para controlar sus impulsos o adicciones.

¿En qué consisten estos programas y cómo se aplican en la cárcel? Lluís Franco parte de un caso hipotético de un preso condenado a doce años por violación. Una vez evaluado, se marca un calendario. "Este recluso podrá entrar en el SAC cuando le falten entre tres o cuatro años para cumplir las tres cuartas partes de la condena", indica. Es decir, durante los primeros seis años su seguimiento en la cárcel será como el de cualquier otro recluso, pero a partir de ahí ya debe iniciar un tratamiento específico.

"Lo que se pretende es hacer coincidir esta terapia con las primeras salidas o permisos que pueda tener", añade Franco. El problema es que el SAC no es de seguimiento obligatorio para los violadores en la cárcel y sólo la mitad acceden a someterse a este programa. "Si no hay motivación por parte del interno y ganas por enmendar su conducta el SAC no funciona", revela.

En las primeras sesiones apenas se habla del delito. "El hecho de no abordar directamente el motivo de la condena, nos permite ganar la confianza del interno. Durante los primeros meses se evalúan sus conductas sexuales, distorsiones cognitivas, grado de agresividad, el comportamiento social que tenía antes de cometer el delito...", explica el experto. Otra parte muy importante de la terapia es "conseguir que sea consciente del daño causado, no sólo a la persona a la que agredieron, si no también a los familiares de esa víctima y a los propios parientes del interno".

Cuando se llega a este punto, han pasado cinco meses del inicio del tratamiento. Entonces se empieza a hablar de cada caso individual. Las terapias son en grupo. En el momento en el que se sacan a relucir los hechos cometidos, son muchos los que deciden abandonar el programa.

Y llega la hora de la verdad: el informe de responsabilidad. El recluso debe escribir en un papel lo qué ha hecho. "La sorpresa aparece cuando en esos relatos se cuentan cosas que no están ni en la sentencia y que sólo sabía el propio interno". Dado este paso, el preso debe elegir un familiar al que explicar su delito. "Ese será su apoyo en el exterior". Después se inician las salidas terapéuticas. "En estos casos nunca son por placer. Se programan para ir a un psicólogo de fuera de la cárcel o para visitar a familiares". Si se llega a esta fase, Franco considera que el programa ha sido un éxito.

El delincuente sexual ha asumido su culpa y tiene identificados los factores de riesgo que debe evitar para repetir su conducta. "Un agresor sexual de niños sabe que pasar junto a un colegio es un fallo, que no puede cometer". Para un violador, sólo el pensar en abusar de una mujer es una recaída. Lo que no puede afirmar Franco ni ningún otro profesional que haya trabajado en estos programas es que esos delincuentes no volverán a delinquir.

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