miércoles, 18 de febrero de 2009

EL SOLITARIO DE LA CRISIS

EL SOLITARIO DE LA CRISIS


JAVIER RICOU

Lleida - 17/02/2009

Dar la culpa a la crisis para justificar atracos tiene recompensa mediática, pero una efectividad nula en el mundo de las leyes. Ausencio C., de Lleida, acaba de comprobarlo, al enviarlo el juez a la cárcel sin tener en cuenta la excusa aludida por este hombre de 52 años, sin antecedentes, que dijo haber asaltado cuatro bancos para sacar a su empresa de la ruina.

El paso por el juzgado de Ausencio C. - detenido el pasado viernes-fue tan fugaz como su desesperada y acelerada carrera delictiva. Al juez le bastaron veinte minutos de interrogatorio para decretar el ingreso en prisión, sin fianza, del empresario. El atracador lo puso fácil, ya que desde el primer momento ha reconocido todos los hechos. A los cuatro robos con intimidación y un quinto en grado de tentativa, hay que sumar otros cuatro delitos de detención ilegal. Ausencio amordazaba a sus víctimas, a las que intimidaba con un revólver de fogueo o una navaja militar, y las encerraba en una habitación de la oficina bancaria para asegurar su huida.

Este dueño de una pequeña empresa de reformas y electricidad que está a un paso de la ruina se inspiró para cometer sus "golpes" en el Solitario, uno de los atracadores más escurridizos de España. Roderic Moreno, jefe del área de investigación de los Mossos en Lleida, indica que Ausencio C. fue elevando, asalto tras asalto, su grado de profesionalización. "El hecho de saltar el perfil geográfico - el quinto asalto iba a cometerlo en Ascó, tras empezar su "carrera" en la provincia de Lleida y pasar por Huesca-es la prueba de que cada vez se sentía más seguro". Este inspector no tiene ninguna duda de que el empresario habría continuado con los atracos si no hubiera sido detenido.

Los Mossos están convencidos de que la esposa, los tres hijos y su familia desconocían la doble vida del empresario. En estos asaltos obtuvo un botín superior a los 80.000 euros, pero no se detectó un cambio en su ritmo de vida. Se desplazaba con su todoterreno y no hizo ningún ingreso bancario. Él asegura que el dinero sustraído, del que no hay rastro, lo usó para pagar a sus acreedores.

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